domingo, 9 de marzo de 2008

ETOLOGIA ¿de donde vienen nuestros comportamientos?

Estos estudios no tienen por que ser verdad. A cada opinion le sale su contraopinion. No sea dogmatico!


Lo innato y la agresividad

Esta situación será el motivo de que corresponda a los investigadores europeos -austriacos y alemanes principalmente- la consolidación final de la Etología tal como la conocemos hoy. Entre los mismos citaremos a JAKOB von UEXKÜLL (1864-1944) que en un intento por acabar con el enfoque antropocéntrico que todavía tenían las investigaciones sobre los animales propone una nueva nomenclatura para designar sus conductas, a KARL von FRISCH cuyos trabajos sobre el lenguaje de la abeja de la miel son muy conocidosy sobre todo a OSCAR HEINROTH por quien KONRAD LORENZ siempre tuvo especial predilección considerándolo maestro suyo. Es precisamente LORENZ, nacido en Viena en 1903, la figura clave de todo este movimiento taly como apuntábamos al principio. Desde temprana edad fue un observador infatigable de la naturaleza y un paciente domesticador de animales, los cuales -especialmente los gansos- tuvieron una importancia decisiva en sus prácticas biol ógicas. Estudió Medicina, Zoologíay Filosofía en la capital austriaca y en los Estados Unidos. Durante la II Guerra Mundial se incorporó al ejército alemán como oficial metódico, cayendo prisionero de los soviéticos en el frente oriental. Dos son los pilares básicos sobre los que se ha desarrollado toda su obra científica: el concepto de lo innato (el instinto o patrón heredado de comportamiento)y el concepto de agresividad, entendida como impulso indomable pero con la posibilidad de ser reconducido mediante el rito y la jerarquía. Se replantea de este modo la polémica entre ambientalistas y partidarios de la herencia, polémica que tenía en el campo de la Filosofía una respetable antigüedad (recuérdese el innatismo kantianoy la tabula rasa de Locke, por poner un ejemplo) y que se prolongará en el ámbito de la Psicología entre quienes resaltan los factores de aprendizaje y la Escuela de Gestalt que destaca y maduración. LORENZ pondrá en cierto modo fin a la discusión al demostrar que el Hombre no es un ser aislado sino que nace y vive condicionado por sus genes.



La revolución etológica

Discípulos de LORENZ y contemporáneos suyos son von HOLST, primer Director del Instituto Max Planck dedicado al estudio de la fisiología del comportamientoy el holandés NIKOLAS TINBERGEN, durante muchos años profesor en Oxford y animador de la Etología inglesa de la postguerra. Con una obra científica muy original no podemos dejar de citar a IRENAUS EIBL-EIBESFELT, quizás el etólogo que ha expuesto con mayor profundidad el tema de la agresividad humana, impulso que lo hace coexistir con un instinto de sociabilidad igualmente poderosoy a ROBERT ARDREY formulador de la teoría del imperativo territorial que vincula a todo ser vivo con una determinada demarcación natural.

De la aplicación de la Etología a las Ciencias Sociales ha surgido la SOCIOBIOLOGÍA, nacida formalmente en 1975 fecha en la que E.O. WILSON publica su Sociología, la nueva síntesis.

Disciplina híbrida, demuestra el error de quienes creen en el ambiente y la cultura como determinantes de la aparición de las razas, la tendencia social o antisocial de los hombres y su vocación sacerdotal, guerrera, artesana o campesina. Con sus postulados se han derribado muchos de los planteamientos de la Sociología convencional.

En definitiva, la Etología -la revolución etológica como han preferido referirse algunos escritores- con su respaldo científico a quienes combaten por un mundo ordenadoy creador ha atestado un golpe de muerte a las ideologías de la uniformidad. No es de extrañar por tanto que los ambientes que se han rebelado con mayor virulencia a sus aportaciones sean los dominados por el marxismoy el psicoanálisis.



Fernando García Mercadal, revista PUNTO Y COMA (diciembre-febrero, 1984).



ETOLOGÍA HUMANA


Los primeros balbuceos de la Etología humana no fueron más que intentos de generalizar los resultados del estudio del comportamiento animaly extenderlos a los problemas de la conducta del hombre, pero con la obra de Irenaus Eibl-Eibesfeldt se han sentado las bases científicas para la Etología del hombre. Este autor ha estudiado la conducta de niños ciegosy sordomudos de nacimiento (privación de experiencia) y por otra parte ha comparado ritos y pautas de conducta de culturas y civilizaciones dispares, buscando, en lo que tienen en común, sus orígenes biológicos.

Las conclusiones de Eibl-Eibesfeldt coinciden con lo esperado y supuesto por Lorenz y Tinbergen, y coinciden también con las ideas de diversos teóricos de la Antropología Filosófica, como Scheller, Gehlen, Uexküll y Portmann entre otros. Según todos ellos el hombre tiene en común con los animales gran número de pautas atávicas (territorialidad, agresividad, sociabilidad, etc.), es decir, que el hombre es un ser pre-programado según expresión de Eibl-Eibesfeldt, pero por otra parte esta herencia atávica de comportamiento no determina al hombre, sino que únicamente le limitay condiciona, dejándole una abertura al mundo (el hombre, ser abierto al mundo, según Scheller). Esta pre-programación del hombre hace que muchos aspectos de su conducta no sean maleables por la educación, lo que se enfrenta a la idea conductista que está en la base de todas las utopías socio-políticas modernas.



José Alsina, revista PUNTO Y COMA (diciembre-febrero, 1984).


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AGRESIVIDAD Y SUMISIÓN. ETOLOGÍA HUMANA


Los animales, por el mero hecho de serlo, no siempre muestran iguales actitudes en sus habituales y naturales luchas. No todos, en efecto, tienen similares inhibiciones; no siempre el animal vencedor perdona la vida al vencido cuando éste se encuentra derrotadoy completamente a su merced. El caso de las tórtolas es, en tal sentido, ejemplar. Pocas veces se puede ver un sadismo tan refinadoy prolongado como el demostrado por estas aves, tan erróneamente consideradas símbolos de paz y delicadeza. Ejemplo, en cambio, que no se puede aplicar a los lobos, tan perseguidos y sin embargo tan nobles. Un lobo vencedor nunca matará al vencido en actitud sumisa. Bastará la simple postración para que la victoria sea un hecho indiscutible para todos los miembros de una manada, incluso para el derrotado, que nunca se revolverá traicioneramente sino que pasará a ser un sincero compañero fiely leal.




Konrad Lorenz, en Hablaba con las bestias, los peces y los pájaros (Ed. Labor; Barcelona, 1975) se pregunta: ¿Es que no conocemos nada parecido en el comportamiento humano? El guerrero homérico que quiere rendirsey pide gracia; arroja su yelmo y su escudo, cae de rodillas e inclina la cerviz, acciones que manifiestamente facilitarían a su contrario el darle muerte, pero que, en realidad, dificultan semejante acción. Todavía hoy, en los gestos habituales de cortesía se descubren indicios simbólicos de semejantes gestos de sumisión: reverencias, quitarse el sombrero, presentar las armas en las ceremonias militares. Por lo demás los gestos de sumisión de los guerreros griegos no parecen haber sido de extraordinaria efectividad; los héroes de Homero no se dejaban influiry por lo menos a este respecto, su corazón no era tan fácil de enternecer como el de los lobos. El cantor nos relata numerosos casos en los cuales el que pedía merced era muerto sin piedad -o a pesar de la piedad-. También la leyenda heroica germánica abunda en casos donde fallan los gestos de sumisión,y hay que esperar hasta la edad caballeresca del Medievo para encontrar la gracia para el vencido. Sólo el caballero cristiano es, sobre las bases tradicionalesy religiosas de su moral, tan caballeresco como pueda serlo, mirándolo objetivamente, el lobo como fruto de instintos e inhibiciones profundamente arraigados. ¡Qué paradoja más asombrosa!



Alguna bibliografía en español acerca de la Etología

IREANUS EIBL-EIBESFELDT: El hombre Pre-programado, Ed. Alianza, 1983. Islas Galápagos: un arca de Noé en el Pacífico, Ed. Alianza, 1975. Etología: elementos del estudio comparado del comportamiento, Ed. Omega, 1974.

KONRAD LORENZ: La otra cara del espejo, Plaza y Janés, 1979, 1980. Comportamiento animal y humano, Plaza y Janés, 1978. Consideraciones sobre la conducta animal y humana, Plaza y Janés, 1980. Cuando el hombre encontró al perro, Círculo de Lectores, 1979. Tusquets, 1980. Sobre la agresión, el pretendido mal, Ed. Siglo XXI, 1982. Hablaba con las bestias, los pecesy los pájaros, Ed. Labor, 1979 y 1982. Los ocho pecados mortales de la humanidad civilizada, Plaza y Janés, 1973. La Etología, Ed. "Thor, E d. de Nuevo Arte", 1983.

ROBERT ARDRET: El contrato social. Plaza y Janés, 1979. La evolución del hombre: la hipótesis del cazador, Ed. Alianza, 1983. Génesis en África: la evolución y el origen del hombre, Ed. Hispano Europea, 1969. Instinto de dominio en la vida animal y en los orígenes del hombre, Ed. Hispano Europea, 1970.
EDWARD O. WILSON: Ecología, Evolución y Biología de poblaciones, Ed. Omega, 1978. Sociobiología, Ed. Omega, 1980. Sobre la naturaleza humana, Ed. Fondo Cultura Económica, 1983. Comportamiento animal, Ed. Blume, 1982.

KARL VON FRISCH: La vida de las abejas, E d. Labor, 1982. Tú y la vida, Ed. Plaza y Janés, 1974. En busca del enigma de la vida, Ed. Círculo de Lectores, 1972.

JORGE VERSTRYNGE: Entre la cultura y el hombre, (Editado por el propio autor) Madrid, 1979.



PUNTO Y COMA (diciembre-febrero, 1984).


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COMUNICACIÓN Y SOCIEDAD DE MASAS
UNA PERSPECTIVA ETOLÓGICA



Por Irenäus Eibl-Eibesfeldt


Irenäus Eibl-Eibesfeldt es, junto a Konrad Lorenz, del que es discípulo, el más representativo estudioso de la Etología humana. En este artículo, el autor parte de una perspectiva etológica para analizar los procesos de comunicación inter-humanosy abordar los problemas comunicativos en una sociedad masificada y , a la vez, anónima, como la actual. Eibl-Eibesfeldt propone el desarrollo de las relaciones individuales mediante la comunicación para evitar la angustia del anonimato de masas.

IMAGEN La sociedad de masas, pese a su proximidad, no conoce ni la intimidad, ni la solidaridad.





Etología de la Comunicación


Para un gran número de nuestros semejantes, los contactos humanos resultan difíciles. Algunos tienen un comportamiento asocial y se alejan de su entorno para hundirse en la soledad. Otros ahuyentan a sus iguales mediante su irritabilidad. Da la impresión de que, perdido en una sociedad de masas, el hombre se ha sobresaturado de comunicacionesy que, por esta razón, se ha hecho asocial, que rehuye la presencia de otros hombres. ¿Pero es posible presentar el fenómeno resumiéndolo en una fórmula tan simple? No, ya que los hombres que presentan un comportamiento poco sociable se lamentan también de su aislamiento dentro de la masa. Por otra parte, los hombres viven, a veces, amontonados unos encima de otros sin por ello mostrarse agresivos: apenas se puede vivir más en contacto, los unos con los otros, en un pueblo bosquimano o waîka. Sin embargo, esos representantes de pueblos denominados primitivos no se cansan –y no se cansarán mientras sigan existiendo- de mantener contactos estrechos con sus semejantes.



Esta contradicción se explica por el hecho de que los hombres que viven juntos adoptan comportamientos orientados al establecimiento de contactos, así como comportamientos con vistas a evitar también tales contactos,y esto simultáneamente. En este proceso, el conocimiento personal atenúa el efecto de temor provocado por la percepción de caracteres peculiares de otros individuos. Esto ya se nos pone de manifiesto con la observación del lactante. A una edad de seis a ocho meses, los lactantes reaccionan con una ambigüedad manifiesta ante la aproximación de una persona extraña. Sonríen al extrañoy, simultáneamente, se sienten intimidados por él, lo que desencadena entonces un reflejo de defensa y la búsqueda de protección junto a la madre. Si a pesar de esta intimidación evidente, el extraño sigue aproximándose, la intimidación se transforma en miedoy en rechazo del extraño: el niño llora, se refugia en la persona que se ocupa de él y , finalmente, hace gestos de repulsa hacia el extraño, si éste trata de tener un contacto más estrecho. Hemos observado el desconcierto provocado por una persona extraña en los lactantes de bosquimanos, de indios Yanomami, de papúesy de otras numerosas poblaciones. Esta reacción se produce en los contextos más variados y –la cosa está así determinada- sin que el niño haya tenido previamente experiencias molestas con alguna persona extraña. Todo se desarrolla, pues, como si a esta edad el niño comenzase, en virtud de un proceso de maduración, a reaccionar frente a factores que desencadenan en él el miedoy la defensa, mientras que otros modos de comportamiento suscitan la simpatía. El conflicto entre esos dos modos de comportamiento engendra un movimiento pendular, un alternancia entre la atraccióny la repulsión, o aún más, una superposición simultánea de dos modos de comportamiento.

Esta ambivalencia en las relaciones entre los hombres se prolonga hasta la edad adulta. He visto, dentro de las culturas más variadas, adolescentesy mujeres jóvenes que testimoniaban en el momento de los contactos visuales exactamente los mismos conflictos entre reacciones de atraccióny reacciones de repulsión. Este síndrome comportamental se conoce con el nombre de comportamiendo de turbación. A primera vista, parece extremadamente variable. Una jovencita aturdida (o flirteando) puede dirigir una miraday una sonrisa a su interlocutor, bajar luego los ojos o volver la cabeza, para buscar enseguida un nuevo contacto visual, y así sucesivamente, en una alternativa cíclica de atracción y de repulsión. Los comportamientos que expresan esta disposición a aceptar el contacto y a rechazarlo también pueden superponerse: la jovencita sonríe y reprime al mismo tiempo esa sonrisa (sonrisa embarazosa) o se aleja de la mano tendida hacia ella. También puede reprimir más enérgicamente esta sonrisa mordiéndose el labio inferior. Pero esta superposición puede expresarse igualmente por el hecho de que la jovencita desvía la parte superior de la cabezay del cuerpo, dando casi la espalda a su interlocutor pero estableciendo, al mismo tiempo, un contacto visual mediante la sonrisa.

Se ve claramente que esta gran riqueza de posibles variantes no es en realidad sino la superposición de un pequeño número de comportamientos-tipo. Aquí entran en juego dos conjuntos de modos de comportamiento susceptibles de combinarse simultánea o sucesivamente. Se trata de modos de comportamiento de inclinación (movimientos de orientacióny movimientos de expresión) y de modos de comportamiento de aquello que se ha convenido en llamar el sistema “agonístico”, que engloba la repulsión (huída), la defensay la agresividad. Los componentes de huída o de escabullida (el hecho de esconderse, o de darse la vuelta) propios del sistema agonístico, generalmente son activados más fuertemente que los componentes de agresividad, que se traducen de forma muy sutil en modos de comportamiento tales como morderse las uñas, morderse los labios, pataleary otros síntomas. Dado que los modos de comportamiento que caracterizan a uno y otro sistema son idénticos en todas las culturas, comprendemos inmediatamente el por qué de esta expresión, incluso en personas que pertenecen a otras culturas.

No se conocen más que parcialmente las señales de nuestros semejantes frente a las que reaccionamos por medio de la aprensión. Sabemos, por ejemplo, que reaccionamos de manera ambivalente ante los contactos visuales. Ciertamente, nos sentimos obligados a dirigir una mirada a otros para indicar que estamos listos para comunicarnos. Pero al hacer esto, no se nos está permitido mantener durante mucho tiempo el contacto visual; si no, este contacto se convierte en una mirada fija, susceptible de ser interpretada como amenazadoray dominadora. La persona que habla evita normalmente tal evolución, no cesando de romper el contacto visual automáticamente. No obstante, existen otras características que determinan una acción ambivalente, como señales de tipo olfativo, cuyo estudio no ha hecho, sin embargo, más que comenzar. Ahora bien, todos los hombres son portadores de tales señales, incluso la madre del niño. No obstante, ésta no desencadena ninguna –o, más exactamente, casi ninguna- aprensión.Y es que el conocimiento personal atenúa en el hombre, en gran medida, el efecto de las señales que desencadenan el miedo. Ello facilita, en aras de la confianza, el comportamiento del interlocutor. La necesidad que siente el hombre por crear relaciones personales, forma parte de las disposiciones que le son innatas. Bowlby, en 1959, habló de una “monotropía” del lactantey diversos análisis bastante recientes en los que hemos participado, demuestran, igualmente, que el recién nacido está ya “programado” con vistas al establecimiento de tales contactos.

Estas normas de reacción –de por sí sencillas- determinan totalmente la vida en común de los hombres. Favorecen la asociación de individuos en pequeños grupos en los que todos sus miembros se conocen personalmente,y la verdad es que, a lo largo de casi toda la historia, los hombres han vivido dentro de grupos de este tipo, en el seno de los cuales todas las relaciones se basaban en una confianza que venía de antaño. Las personas extrañas no jugaban un rol importante en la vida diaria. Pero la situación se ha modificado de forma decisiva con el desarrollo de las grandes sociedades. Esta evolución se caracteriza por un anonimato creciente en las relaciones entre los hombres.





IMAGEN Los habitantes de las grandes ciudades dan prueba de modos de comportamiento que intentan evitar los contactos. Se hace todo lo posible para reforzar el anonimato.



Anonimato creciente



Hoy, lo que predomina es el contacto con “extraños”, que hace que todas las señales de nuestros iguales que desencadenan la escapatoriay la aversión se produzcan más fuertemente que dentro de un grupo muy restringido.

Así, el comportamiento se encamina hacia la desconfianza. Esto se constata, más que en ninguna otra forma del proceso, al observar el comportamiento de los habitantes de las grandes ciudades. Estos dan prueba, en primer lugar, de modos de comportamiento que, de manera evidente, aspiran a evitar los contactos. Se sustraen especialmente al contacto visual con personas extrañas. El fenómeno es bien conocido para todos aquellos que se observany observan a los demás en el ascensor de un hotel. Se evita mirar con insistencia a los semejantes. Goffman, en 1963, habló a este respecto de una “desatención cortés”. Esta adquiere un cariz menos cortés cuando se traduce en el hecho de que los hombres, al encontrarse con una situación difícil, pasan por delante de uno de sus semejantes, sin prestar atención alguna.

Además, en la agitación febril de una sociedad anónima, los individuos enmascaran sus impresiones. Fingen autodominarse y no traicionan sus sentimientos. Es una especie de autoprotección engendrada por la desconfianza: se piensa que un extraño podría utilizar, en beneficio propio, la disposición de ánimo que uno manifiesta. Es por ello, por lo que en sociedad nos esforzamos, sobre todo, por no dar la caray por no revelar debilidad alguna. Esto puede convertirse en un hábito tan profundamente arraigado, que incluso dentro del círculo familiar, algunos individuos no consiguen desembarazarse de su máscaray se ven, finalmente, obligados a recurrir a la ayuda de terapeutas de la comunicación.

Enseguida nos percatamos, particularmente en los representantes del sexo masculino, de una tendencia creciente al anonimato en los contactos humanos: se esmeran en hacer la menor ostentación posible de aquello que les distingue de los otros. Se aprecia una homogeneización de las mímicasy , en cierta medida, de sus vestimentas. Nuestra tesis según la cual el sistema de evitación de los contactos recibe impulsos más fuertes en una sociedad de masas anónima que en grupos fuertemente individualizados, ha sido, por otra parte, corroborada por la constatación siguiente (que ha sido objeto de un estudio, en 1976, en larevista Nature): los ciudadanos caminan tanto más rápido por las calles de su ciudad, a medida que su número de habitantes es más elevado (Bornstein, 1976). En las sociedades de masas nuestros semejantes se convierten, otro tanto, en factores de stress. Sin embargo, ese no debería de ser ineluctablemente el caso, ya que el hombre realiza, asimismo, numerosas tentativas por establecer contactos con extraños. También le gustaría encontrar en la sociedad de masas un círculo de amigosy de conocidos, porque se echa en falta una institución. La tan ponderada movilidad de estas sociedades tiene por efecto el romper constantemente los lazos familiaresy relacionales. Y ni los urbanistas, ni los hombres políticos, hacen nada para remediar esta situación.

Una opinión aún muy extendida según la cual el ser humano carece de predisposiciones innatas, parece considerar también que el hombre es susceptible de adaptarse a cualquier circunstancia. Es por ello por lo que se siguen construyendo inmuebles con zonas de juego al aire libre, insuficientes para los niños, del mismo modo que se siguen taladrando calles a través de los centros aún intactos de las ciudades, como si no se admitiera la necesidad de tales lugares de encuentro. En Baviera, no hace mucho tiempo, se disolvió, por razones administrativas, un gran número de pequeñas comunas,y últimamente se ha discutido mucho acerca de la tendencia a la creación de grandes complejos escolares con clases de efectivos cambiantes. En el fondo, se hace todo lo posible para reforzar el anonimato.



IMAGEN En la sociedad de masas, el hombre se ha sobresaturado de comunicaciones; por esta razón, se ha hecho asocial.



Educación y herencia



Se puede achacar a una teoría tan ingenua acerca del medio la negligencia con la que se procede. Ciertamente, cada vez con más frecuencia, se lee en las revistas de psicologíay de sociología que la herencia juega un rol importante en el comportamiento humano, pero no son más que proposiciones en el aire, pues inmediatamente después se afirma que el ser humano posee facultades ilimitadas para determinar él mismo (o según el deseo de otros) su comportamientoy que no depende para ello más que de los límites que le imponen sus facultades corporales. En este sentido, se expresó V. Reynolds, en 1976, en Biology of Human Action. Por supuesto, esta tesis es exacta en un aspecto: por medio de la educación, el hombre puede modificar todo programa de comportamiento al que está pre-programado por su herencia. Puede llegar incluso a eliminarlo en una medida considerable. Pero esto no quiere decir que el hombre que venga al mundo sea comparable a una hoja de papel sobre la que nada se ha escrito. Más bien, tenemos que esperar que este ser humano dé prueba de una cierta resistencia en contra de numerosos esfuerzos de educación, mientras que acepta fácilmente otros como si correspondiesen a su naturaleza. Lo que no significa, ciertamente que, por consiguiente, se deba dispensar siempre una educación “conforme a la naturaleza”. Puede suponerse que bastantes facultades adaptativas, transmitidas a través de la herenciay de la historia, ya no responden a los criterios de integración dentro de las sociedades de gran envergadura. Si tal fuera el caso, sería forzoso, por otra parte, el poner al día los procesos educativos que contradicen nuestras pulsiones innatas.

En este sentido, Freud también tiene razón cuando estima que la civilización es represiva. Con todo, no lo es siempre, y cuando lo es, deberíamos plantearnos la pregunta acerca de en qué medida debe ser represiva para acometer las tareas que le han sido adjudicadas. Para el hombre es verdaderamente bueno que los programas de educación tengan en cuenta, en la medida de lo posible, el factor “naturaleza humana”, con el fin de evitar a los hombres frustraciones inútiles (por falta de acumulación de experiencias vividas).

Intencionadamente, al inicio de mi tema de estudio, he puesto de relieve una disposición mental relativamente simple. Existe toda una serie de disposiciones análogas que determinan el comportamiento entre los hombres de múltiples maneras (ver a este propósito mi artículo aparecido en Gruppendynamik, 4, 1980). M. Spiro ha consagrado a este tema un artículo absolutamente notable. Muy al principio de los años cincuenta estudió un kibutz israelí que había sido fundado en los años veinte. En aquel entonces, Spiro era, como lo confiesa él mismo, un adepto de la teoría tradicional del medio que ocupaba un lugar de preeminencia dentro de los círculos americanos sociológicosy de los partidarios del behaviorismo.

En su obra Gender and Culture, Kibutz Women Revisited, publicado en 1979, Spiro da cuenta de su segunda investigación efectuada una veintena de años después de la primera visita. Para gran sorpresa suya, constató que a la revuelta feminista de la generación de los fundadores, le siguió una “contrarrevolución femenina”. Mientras que la generación de los fundadores había intentado llevar a cabo la emancipación de la mujer mediante la introducción de actividades femeninas en las profesiones hasta entonces reservadas a los hombres, así como por medio de una educación colectiva de los niños –se esperaba romper la dependencia de la mujer de cara al hombrey la de la madre de cara a los niños-, la generación de mujeres nacidas en el kibutz se ha apartado de este ideal. Aunque hayan sido educadas colectivamente en un medio pedagógico igualitarioy favorable a este filosofía, las mujeres se retiraron, en gran medida, de la vida política así como de sectores de la vida profesional que habían compartido con los hombres, con el fin de consagrarse cada vez más al cuidado de sus hijos. Se vistieron como mujeres,y el matrimonio, que antes apenas sí había sido tolerado por la comunidad –constituyendo el individualismo algo un tanto sospechoso-, recuperó su calidad de institución social reconocida.





IMAGEN Foto de Philip Starling. El individuo se hace escena, consciente de que vive en plena espectacularización total.







IMAGEN Irenaus Eibl-Eibesfeldt, autor del presente trabajo: uno de los etólogos más conocidos.





IMAGEN No siempre se debe dispensar una educación “conforme a la naturaleza”, se deben poner al día los procesos educativos que contradicen nuestras pulsiones innatas.




Spiro opina que estos fenómenos demuestran que los factores determinantes “preculturales” juegan un papel esencial en la diferenciación psíquica del rol desempeñado por el sexo. Como buen sociólogo, evita emplear el término “biológico” pero señala, a este respecto, que en el kibutz, los niñosy las niñas, imitaban roles femeninos, y solamente roles en los que las mujeres se ocupaban de sus hijos, si bien, niños y niñas habían sido educados en un único y mismo lugar de enseñanza. Lo que echa por tierra totalmente las conclusiones sacadas de las observaciones culturales comparativas que hemos realizado de los pueblos “primitivos”.
La interpretación de tales experiencias de sociedad, del mismo modo que las comparaciones entre culturas, el estudio de la evolución de la juventudy , en fin, la comparación con primates que no pertenecen a la especie humana, muestran que nuestro comportamiento social ha sido, en una medida considerable, elaborado por facultades adaptativas [Nota de Amnesia: la etología, como ciencia profana, no puede liberarse de ciertas hipótesis como el evolucionismo] desligadas del patrimonio hereditario e histórico. Fenómenos como la emulación con vistas a la mejora de categoría, la personalidad inherente a la tierra, el contacto con la pareja, se manifiestan, ciertamente, a través de diversas expresiones culturales, pero no dejan de ser por ello fenómenos universales vinculados directamente al comportamiento de primates que no pertenecen a la especie humana.
Debemos reconocer totalmente estos datos, si se quiere adaptar con éxito el comportamiento humano a las necesidades de los tiempos modernos. Somos libres de dar a nuestra vida la forma que queramos pero esta libertad supone el conocimiento de las bases de nuestro comportamiento. A la vida no se le podrá dar, dentro de la sociedad del anonimato, una forma soportable, más que si conseguimos desarrollar las relaciones individuales entre sus miembros. Sólo en las sociedades humanas se desarrolla el sentimiento de amor al prójimoy , por consiguiente, el sentido de la responsabilidad de cara a las comunidades más extendidas. El anonimato significa la muerte del amor.


Bibliografía

M.H. Bornstein y H.G. Bornstein, The Pace of Life, en “Nature”, 1976, 259, 557-558: J. Bowlby, Attachment and Loss, Hogarth Press, Londres, 1959: I. Eibl-Eibesfeldt, Human Ethology. Concepts and Implications for the Sciences of Man, en “The Behavioral and Brain Sciences”, 1972, 2, 1-57; Ritual and Ritualization from a Biological Perspective, en D. Ploog (ed.), Human Ethology. Glaims and Limits of a New Discipline, Maison des Sciences de l’hommey Cambridge University, 1979, 3-93); Liebe und Hass. Zut Naturgeschichte elementarer Verhaltensweisen, Piper, Munich, 1970; E. Goffman, Behavior in Public Places, Free Press, 1966; V. Reynolds, The Biology of Human Action, Freeman and Co., Nueva York, 1976; M. Spiro, Gender and Culture. Kibbutz Women Revisited, Duke University Press, Durham, 1979; L. A. Sroufe, Wariness of Stranger and the Study of Infant Development, en “Child Development”, 1977, 48, 731-746.



Irenäus Eibl-Eibesfeldt, nacido en Viena en 1928, filósofo y zoólogo, es, junto a Konrad Lorenz, uno de los máximos exponentes de la disciplina conocida como Etología Comparada. Desde 1970 dirige el Centro de Investigación de Etología Humana del Instituto Max Planck. Sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas; en nuestro país cabe citar El hombre preprogramado, Etología, Guerray Paz y Amor y Odio. El artículo reproducido en estas páginas ha sido publicado también por las revistas Gruppendynamik. Zeitschrift fûr angewandte Sozialwissenschaft (Stuttgart, 13, 1982)y Nouvelle Ecole (París, 33, 1987).


Obtenido de: "http://usuarios.lycos.es/polemicas/etologia_comportamiento.html"

Etología humana y animal

¿Nuestro comportamiento es realmente inteligente?
Dr. Luis Gállego
Catedrático de Zoología
Universitat de les Illes Balears
ASINJA, Madrid 16 - 19 de septiembre de 1998



1.- Introducción para entrar en materia

Antes de entrar en materia deseo agradecer a los organizadores de estas sesiones el que me hayan permitido exponer mi pensamiento en este foro y también deseo solicitar de los asistentes la mayor benevolencia por mi atrevimiento al hacerlo. A todos, muchas gracias.

Hace pocos años se decía que el hombre era una especie animal inteligente. Esta característica era suficientemente clara para diferenciarlo de otras especies y se asociaba la aparición de la inteligencia con el uso y fabricación de herramientas. A medida que aumentaron los conocimientos de la Zoología se vio que otras especies, no solo entre los mamíferos, también utilizaban herramientas y se matizaba la expresión anterior diciendo que era "la especie mas inteligente", lo cual, bien pensado, no aclara nada. Y cuando en una discusión no se sabía añadir nada nuevo se terminaba diciendo que "en cualquier caso es una especie diferente", lo cual todavía aclara menos, porque por definición todas las especies son diferentes.

El sentido de estas expresiones, en general, es que el hombre es especial, algo que nos resulta difícil definir, pero que siempre tiene connotaciones de "ser superior", "el mejor", "el fin último de la creación" etc. y a falta de una palabra adecuada se emplea la de inteligente y todos se quedan contentos.

Resulta curioso que con la inteligencia no se ironiza sobre la interpretación estadística, tal como se hace en el conocido caso del medio pollo: si todos comemos medio pollo diario y yo no he comido nada es que otro se ha comido el pollo entero. Aquí todos somos inteligentes, o al menos no parece importar tanto si llego a la media o no. La mayoría de las personas con saberse pertenecientes a una especie inteligente tienen bastante, sin importarles demasiado lo que eso significa, lo cual dice muy poco de su inteligencia.

Decir que el hombre es inteligente porque hace cosas que han llevado a la humanidad hasta el actual progreso técnico no es correcto. Si hace cosas es porque tiene unas herramientas mas apropiadas, las manos con dedos, y que son mas versátiles que las aletas de un delfín o la boca de una golondrina o de un avispa zapadora. Se dice que los cetáceos son inteligentes, sin embargo no pueden hacer cosas porque no tienen manos. Tampoco un hombre inteligente pero tetrapléjico, puede hacerlas aunque tenga manos.

Tal vez para empezar deberíamos hacernos algunas preguntas del estilo de: ¿Qué es la inteligencia? ¿Cómo se nota que un hombre concreto es inteligente y otro no lo es tanto? ¿Todos somos igual de inteligentes? ¿Quién es mas inteligente, el que diseñó el último satélite artificial o el que en su selva particular, sale cada día a cazar para comer y descansa o juega el resto del día?. Los dos hacen cosas, pero cosas diferentes. ¿Cómo las podemos valorar en grados de inteligencia?. La verdad es que no lo sabemos, pero tampoco creo que deba dedicarse demasiado tiempo a contestar a esas preguntas, porque posiblemente no nos lleven a ninguna parte.

Así las cosas empezaremos desde el principio intentando no asumir ningún axioma y comprender cada paso que demos en el desarrollo de nuestro pensamiento.


2.- ¿Qué dice la Biología?

1. Los datos científicos conocidos hasta hoy nos hablan de una evolución física que explica el origen y los cambios del Cosmos. Se habla de una evolución química para explicar la aparición de los diferentes elementos químicos y por último se habla de una evolución biológica para explicar el origen y la diversificación de la vida en el planeta Tierra hasta nuestro días. Utilizo la expresión "hasta nuestro días", en vez de "hasta nosotros", para no confundirnos pensando que nuestra especie ha sido la última en aparecer y por tanto, dotar de sentido a la frase "nuestra especie es el fin último de la Creación". Si comparamos la diversificación del Reino animal con la formación de las ramas de un árbol, podemos afirmar que, sin duda, somos la especie mas joven en la rama del árbol de la vida en que nos encontramos (Mamíferos, Primates, Hominidos), pero eso mismo nos debe hacer ver que hay tantas especies "mas jóvenes" como ramas tiene ese árbol de la vida, y todas y cada una de ellas se pueden considerar a si mismas las últimas, "el fin último de la creación", igual que lo considera la nuestra.
2. Los tres tipos de evolución de que he hablado no manifiestan límites precisos entre ellos y representan diferentes etapas de un continuo que es la evolución de la materia, con límites borrosos entre un tipo y otro, que los ponemos para acotar campos de estudio y entendernos en nuestro lenguaje. La situación es comparable con el arco iris, que si bien tiene colores diferentes, los límites entre dos contiguos son indefinidos y todos ellos son partes de un espectro continuo con diferentes longitudes de onda. Por otra parte la evolución física, química y biológica han aparecido en diferentes momentos de la historia del Cosmos y siguen dándose en la actualidad. La aparición de un tipo nuevo de evolución no lleva consigo la desaparición del anterior, por lo que cabe pensar que no hay tres tipos diferentes, sino tres manifestaciones distintas de una única evolución. En estas condiciones parece mas lógico considerar que la evolución es una propiedad inherente de la materia, como la longitud de onda es una propiedad de la luz. En los 16 mil millones de años aproximadamente, que se le estiman hoy a la evolución del Cosmos, por cambios graduales y progresivos de la energía y de la materia, mas o menos violentos en ocasiones, hemos pasado desde el big-bang hasta las manifestaciones de materia organizada que llamamos especies vivas. A una de ellas pertenecemos nosotros. Y en todo momento a lo largo de esos años, la materia cumpliendo las leyes físicas sólo pudo organizar aquello que físicamente era viable.
3. En cada una de las ramas del árbol de la diversificación animal se aprecia que las especies mas evolucionadas, es decir mas modernas, son mas complejas que las anteriores y se aprecia en todas las ramas una tendencia a aumentar la homeostasia o independencia sobre el medio externo. En los vertebrados el nivel mas alto lo alcanzan independientemente las aves por un lado y los mamíferos por otro, y consiste en ser endotermos, es decir, mantener una temperatura del cuerpo entre límites muy ajustados a costa de aumentar de modo considerable su metabolismo basal, es decir su gasto energético. De este modo las cadenas metabólicas realizan sus reacciones químicas, de modo continuo, alrededor de su temperatura óptima, independientemente de la temperatura exterior. Este hecho les ha permitido, por ejemplo, colonizar latitudes extremas del planeta a las que no pueden llegar anfibios ni reptiles.
4. Todo ser vivo animal está recibiendo estímulos de modo continuo procedentes tanto del exterior a su cuerpo como de su interior y toda esa información es procesada en su centro de coordinación que decide en todo momento las acciones que debe ejecutar. Así en un momento determinado decide descansar y elige el lugar y la postura adecuada, decide explorar, jugar, comer, etc. La idea de la coordinación es básica en todo ser vivo y será tanto mas compleja cuanto mayor sea el número de estímulos que pueda percibir e interpretar. Si, como consecuencia de la coordinación, se toman decisiones correctas y se cumplen, también correctamente, por todo el equipo físico subordinado que constituye su cuerpo, el animal seguirá vivo, no será comido por otro y por tanto habrá aumentado su historia personal (recuerdos, experiencia, conocimientos) que podrá utilizar mientras siga vivo. Si la decisión tomada es incorrecta o no se puede llevar a cabo correctamente por el resto del equipo físico, en breve plazo será comido por otros y se habrá terminado su historia personal. En el primer caso ha aprendido algo y acumula ese conocimiento. En nuestra especie también le llamamos experiencia y dice un refrán castellano que "mas sabe el diablo por viejo que por diablo".
5. Esta capacidad de aprender y acumular experiencias, innegable en nuestra especie y en otras muchas no solo entre los mamíferos, no tiene un soporte material y por tanto no se puede apreciar en una disección ni siquiera llegando a los niveles mas profundos. Sin embargo para que se manifieste necesita una base material, los centros de coordinación, que se aprecian perfectamente en cualquier disección.
6. A este nivel inmaterial le llamamos habitualmente en nuestra especie, nivel psíquico y por tanto podemos denominarlo de igual forma en el resto de las especies animales. Para que se dé es necesaria la presencia de un centro de coordinación y éste está presente, al menos, desde los protozoos o animales formados por una sola célula. ¿Cómo si no, podría una célula con centenares de cilios hacer que todos se muevan de modo sincrónico?. La complejidad de esos centros aumenta de modo gradual a lo largo de la historia de la vida y permite coordinar cada vez mayor número de órganos y responder a mayor número de estímulos. Así se llega hasta la especie humana o hasta cualquier otra especie fin de rama en el árbol de la vida. Esa complejidad gradual nos impide poner límites precisos entre diferentes estadios o niveles, como ocurre en los límites de los colores de arco iris.
7. Así pues, igual que en las especies mas modernas de cada rama del árbol de la vida se aprecia una tendencia a aumentar la homeostasia, también se puede decir que se aprecia una tendencia a aumentar su complejidad psíquica, que se aprecia por la de sus centros de coordinación. Si no se quiere aceptar que este nivel psíquico, por pequeño que sea, lo tienen ya los animales unicelulares, al menos se podrá aceptar que tienen la potencialidad de tenerlo. En último término, se podrá aceptar que el nivel psíquico aparece en el árbol de la diversificación de la vida en algún momento desconocido, a partir del cual se encontrará en todas las especies posteriores y por tanto no es único y exclusivo de nuestra especie y mucho menos aparecido bruscamente, de novo, solamente en nuestro caso.
8. Desde el momento en que aparece este nivel psíquico, su evolución forma un continuo, de modo semejante a la evolución de la materia que ha dado lugar a las diferentes formas existentes. Así hablaremos de la evolución psíquica o inmaterial que, sin embargo, necesita un soporte material para manifestarse. Estas ideas las representamos de modo gráfico en la figura 1 en las que la evolución de la materia (física, química y biológica) se representa como un continuo que equivale al mismo tipo de relleno de las tres ramas de un árbol, mientras que la evolución psíquica o inmaterial aparece con el primer centro de coordinación, y se muestra como una vaina que cubre solamente a la rama "viva", que le sirve de soporte.


9. Por último, y como consecuencia de lo anterior, cabe pensar que la auténtica diferencia entre los individuos, que hace a cada uno único e irrepetible es su propia psique que condiciona su historia personal. Se dice que todos somos diferentes a nivel bioquímico y se manifiesta este hecho por los problemas de rechazo en las operaciones de trasplante de órganos. Pero, incluso en estos casos, se habla de órganos compatibles que son aceptados por el receptor, y no tienen por qué ser de la misma familia que el donante. Es decir, somos bastante diferentes cada uno de nosotros, pero... no del todo. Sin embargo la historia personal de cada uno es totalmente irrepetible, como se aprecia por el hecho de que el mismo suceso observado, o sufrido, por dos individuos deja recuerdos diferentes en cada uno de ellos. Así pues, la evolución psíquica, inmaterial, es la que da lugar a la auténtica individualidad, que no es otra cosa que la interpretación personal de la historia. Como dice el dicho popular, la vida no es como es sino como tú la ves.


3.- Comportamiento del hombre como especie.

Si comparamos la historia del Cosmos y la del hombre en cuanto a duración, no hay duda de que pertenecemos a una especie recién aparecida. Esto se comprende mejor con el conocido ejemplo del cambio de escala temporal, considerando que toda la historia del Cosmos ha ocurrido en un año de los nuestros actuales y poniendo fechas a los principales acontecimientos de esa historia: aparición de la Tierra; aparición de la vida; origen y fin de los Dinosaurios, etc. La especie humana aparece cuando el reloj está tocando las campanadas de la medianoche del treinta y uno de diciembre y concretamente después de la tercera. Así de jóvenes somos como especie.

Si consideramos que el desarrollo de una especie es semejante al de un individuo, es decir tiene un origen - nace, se desarrolla - crece, envejece y se extingue - muere, podemos afirmar que en esa comparación especie - individuo, somos igual que un niño recién nacido.

Nuestro componente material, responsable de las características anatómicas y fisiológicas, como ya se ha dicho está en la rama Mamífero - Primates - Hominidos, caracterizada por una gran complejidad en sus centros de coordinación y con un alto nivel de homeostasia, lo que le permite tener una gran potencialidad en cuanto a su desarrollo. Pero el hecho de disponer de esa potencialidad no implica que necesariamente llegue a realizarse.

Independientemente de la potencialidad que tenemos como individuos y como especie, y a pesar del gran desarrollo técnico alcanzado, el hecho de ser una especie recién nacida, como se ha dicho, hace que nuestras pautas de comportamiento sean, en principio, muy parecidas a las de otras especies anteriores a la nuestra pero situadas en la misma rama (Mamíferos - Primates - Hominidos). Me fijaré sólo en algunas de ellas que considero importantes para descifrar la clave de si nuestro comportamiento, como especie, es o no inteligente, ya que no es momento para escribir un tratado completo de comportamiento humano, ni tampoco sabría hacerlo

1. - Tendencia a la formación de grupos, que en otras especies están limitados por la disponibilidad de alimento en su territorio. Esto supone que cada grupo social dispone de un determinado territorio que defiende frente a otros grupos o individuos solitarios. La lucha suele ser violenta, no ritualizada y a menudo termina con la muerte o con daños físicos serios. Nosotros inicialmente también formamos grupos limitados en número (familia, clan, tribu, etc.) pero a medida que el progreso permitió, por ejemplo transportar el alimento, se pierde la idea del número límite y el crecimiento es indefinido, como se aprecia en las grandes ciudades. Este crecimiento lleva consigo la aparición de graves problemas de infraestructuras, que se resuelven gracias al avance técnico y de alguna manera, ese avance técnico, sirve de acicate para seguir creciendo sin plantearse siquiera la idea del límite optimo para tener una ciudad habitable.
2. - La cohesión del grupo inicial supone una jerarquización con niveles sociales que implican derechos (comer el primero) y deberes (defender y guiar al grupo). Pero la jerarquía está en entredicho de modo continuo y se pone a prueba, sobre todo periódicamente, coincidiendo con la época de apareamiento y selección de la pareja. Estas luchas suelen ser mas ritualizadas y no llevan consigo daños físicos serios. En la especie humana la jerarquización sigue otras pautas y la situación es diferente en grupos de población pequeños o grandes.


4.- Situación actual de la especie humana como supraorganismo.

Simplificando mucho la cuestión se puede decir que el hombre ha formado y forma multitud de grupos de diferente amplitud, desde los familiares hasta los nacionales. Y las luchas, ritualizadas o no, por superar o mantener su nivel jerárquico en cualquiera de los grupos suponen una gran complejidad para delimitar las diferentes pautas de comportamiento. El hecho cierto es que un observador neutral, un extraterrestre por ejemplo, que observara diferentes núcleos de población en la Tierra, apreciaría grandes desigualdades entre ellos, tanto en nivel de desarrollo como en calidad de vida. También apreciaría numerosas luchas violentas entre grupos amplios (nacionales) y dentro de ellos (etnias, etc.), así como otras luchas mas ritualizadas (menos violentas) dentro de cada uno de ellos.

Un sencillo ejemplo nos puede ilustrar sobre los desequilibrios citados, basta observar el hecho de que las 500 mayores fortunas del mundo suman mas dinero que los 5.000 millones de habitantes mas pobres. Si trasladamos esa proporción a España diríamos que las cuatro mayores fortunas sumarían lo mismo que las del resto de los españoles. Esas desigualdades son consecuencia del comportamiento de los individuos de la especie humana desde que apareció sobre la tierra, y se han logrado mediante luchas, a diferentes niveles, para defender un territorio y mantener una jerarquización. En definitiva, lo que cabría esperar con un comportamiento propio de una especie recién aparecida y que manifiesta inequívocamente su componente material o animal.


5.- ¿Qué más nos dice la Biología?

Antes hemos visto lo que nos dice la Biología mirada como una parte de la historia del Cosmos. Ahora vamos a verla a mas pequeña escala, apropiada a la nuestra, como una serie de acontecimientos que ocurren día a día. Lo primero que se observa al contemplar a los distintos animales es que para que unos se mantengan vivos otros deben morir, comidos por los primeros. Esto ha creado la idea de la crueldad de la naturaleza y la necesidad de una lucha constante para vivir en la que solo los ganadores lo consiguen. Es un modo de verlo, también se puede ver como que la muerte de uno posibilita la vida de otro y eso en si es natural y positivo.

Esta es una realidad cierta pero primaria, que permite justificar todo tipo de tipo de luchas entre los diferentes grupos y dentro de ellos. Sería una visión propia de aquel que tiene pocos conocimientos. Si se mira la historia de la Vida con mas profundidad, se puede ver que las grandes revoluciones anatómicas, las que han supuesto avances de tipo cualitativo mas que cuantitativo, se han dado por la unión material de dos seres diferentes, sin pretenderlo ninguno de ellos inicialmente. Esa unión ha tenido como consecuencia la aparición de un nuevo ser o especie con unas propiedades que no tienen ninguno de los integrantes y que ninguno de ellos por si mismo podría conseguir. Del mismo modo, cuando se aproximan dos pequeñas gotas de un líquido, se unen formando una de mayor tamaño y si son de dos líquidos diferentes pero afines, también se unen dando una de mayor tamaño y diferentes propiedades. Se han unido sin pretender hacer nada nuevo, pero lo han hecho. Así ha ocurrido también en la historia de la vida. Citaremos algunos ejemplos que ilustran avances cualitativos este tipo.

1. - Cuando dos células procariotas se unieron, dieron lugar a una eucariota y fue el primer paso para formar un ser pluricelular.
2. - Cuando se fusionaron dos o mas células eucariotas, o no se separaron después de un proceso de fisión, se formó una colonia en la que cada una de ellas era autosuficiente. Pero cuando se dividió el trabajo y cada una hizo una función diferente, apareció el primer animal pluricelular organizado.
3. - Cuando ya había animales y plantas, unicelulares y pluricelulares, así como células procariotas, las diferentes combinaciones entre ellas dieron lugar, por ejemplo a un liquen (alga con hongo) o bien a los inmensos arrecifes de coral (alga e hidrozoo) que suponen la obra mas grande construida por un ser vivo y que ha llegado a ser lugar donde mas tarde han vivido otras especies, incluido el hombre.
4. - La unión de un ser complejo, como un mamífero, con multitud de seres mas sencillos, unicelulares y procariotas en su tubo digestivo, ha permitido que ese ser complejo sea viable ya que por sí solo, sin esa fauna y flora asociada no lo es. Es decir, cualquiera de nosotros al que se le eliminara toda su fauna y flora intestinal, moriría. Y, simplemente, alterando su proporción, o las características de algunos de sus componentes, tendría trastornos digestivos mas o menos graves. Así pues, a pesar de su perfección e inteligencia, un cuerpo humano, es inviable por sí mismo. Hasta tal punto es importante y decisiva esa colaboración que se inició de modo espontaneo, sin ninguna pretensión especifica por parte de ninguna de las formas asociadas.

Cuando en la historia del cosmos apareció el nivel psíquico, como ya se ha explicado, y éste alcanzó un nivel suficiente, esas uniones pasaron a ser puntuales, sólo en ciertos momentos de la vida de cada ser, con beneficio para ambos. Eso supone un nivel psíquico suficiente como para poderse comunicar entre individuos pertenecientes a especies muy diferentes (algo que nos resulta difícil a nosotros simplemente cuando hablamos idiomas distintos), y lograr un beneficio personal que ninguno de ellos podría obtener por si solo. Veamos algunos ejemplos de este nivel.

1. - Los peces de gran tamaño que, en determinadas condiciones, permiten a individuos de diferentes especies (peces, gambas) que se les introduzcan por la boca para limpiarles los parásitos o restos de comida, sin hacerles ningún daño durante su trabajo. Cada uno se beneficia de la acción del otro y consigue lo que para cada uno de ellos por separado es imposible.
2. - Las grandes tortugas que acuden a pequeños pájaros para que les limpien de parásitos en aquellos lugares del cuerpo a donde no pueden llegar ellas por su caparazón. Para ello, en un lugar determinado se levantan sobre sus patas, se mantienen quietas y permiten que los pajarillos les recorran todo el cuerpo. Ellos lo saben y lo hacen sin ningún temor, picoteando a todo parásito que encuentran, con lo que obtienen unas proteínas que complementan su habitual dieta frugívora.
3. - La comunicación entre el tejón mielero y el ave que le guía hasta los lugares donde hay panales de abejas para que él coja la miel, lo que hace con agrado, pero sin olvidarse de darle una parte al pájaro que le indicó el camino.


6.- Una interpretación

Si considero que el cuerpo material de un ser complejo es el resultado de la acción eficaz de múltiples células de diferentes tipos que realizan trabajos distintos, además de la fauna y flora intestinal asociados, llegaré a la conclusión de que ese cuerpo crecerá y se desarrollará bien en la medida en que lo hagan todas sus células y a su vez, al crecer bien, proporcionará las condiciones adecuadas para que sus células sigan encontrándose bien (alto nivel de homeostasia). Si una parte de ese cuerpo tiene unas condiciones muy diferentes a las de otra parte cualquiera (zona congelada, zona infectada, etc.) y no se igualan todas las partes con unos niveles mínimos, el daño progresará y el cuerpo morirá.

Si comparo ese cuerpo con la humanidad, cada célula equivale a un individuo. Si las desigualdades apreciadas por el observador neutral son suficientemente grandes, y no se igualan por encima de unos niveles mínimos, el cuerpo, la humanidad, desaparecerá.

Si la comparación se realiza entre grandes sociedades de animales inteligentes (hormigueros) y la especie humana, el resultado es el mismo. No puede progresar un hormiguero en el que las desigualdades ambientales entre una zona y otra supera unos niveles mínimos. El progreso se basa en la igualdad de condiciones mínima para todos los individuos.

Siempre que se hacen estas comparaciones, alguien argumenta que el cuerpo y el hormiguero tienen ese orden porque la química así lo determina, a base de feromonas u otras sustancias que hacen que cada tipo celular o casta de hormigas haga una cosa y no otra. Cualquiera de ellas pertenece a un cuerpo, o a un supraorganismo, que funciona perfectamente gracias al perfecto funcionamiento de cada una de ellas, aun sin proponérselo, de modo inconsciente, diríamos con nuestro modo de hablar y que, por lo tanto, la comparación no es válida. En efecto, hay una diferencia importante que no permite la comparación lineal, al mismo nivel. Ni las células del cuerpo (por complejo que sea) ni las hormigas del hormiguero (por inteligentes que sean) parecen haber logrado el nivel psíquico, ni el nivel de homeostasia suficiente como para poder decidir libremente.

El hombre es consciente de su libertad y decide. Decide en su vida particular y en su vida social. Pero para decidir es bueno estar informado. Si la decisión se basa en una información primaria, o instintiva (propia de un niño o de una especie joven), es lógico que en el comportamiento de la especie humana apreciemos luchas entre grupos y, como consecuencia, obtengamos una desigualdad cada vez mayor entre las poblaciones. Si, por el contrario, actuáramos de acuerdo con nuestra potencialidad psíquica, aplicando unos conocimientos mas profundos, actuaríamos como las células del cuerpo o como las hormigas, pero decidiendo cada uno de nosotros, libremente, qué es lo quiere hacer. El resultado supondrá también un salto cualitativo respecto a lo que hemos logrado hasta ahora, como especie, en la tierra.

Algunas consecuencias de ese cambio de actitud podrían ser las siguientes:

1. - No habría luchas, ni violentas ni ritualizadas, entre grupos ni dentro de ellos, porque no habría el componente jerárquico que las potencia, ni la necesidad de ser el mas fuerte para subsistir.
2. - Hacer cada uno lo que le guste, libremente, lleva consigo el hacerlo bien y el poder cambiar de actividad (especialización o casta) si se desea.
3. - Hacerlo todos bien y libremente supone un mayor nivel de homeostasia para la población (supraorganismo) que se traduce en un bienestar común.
4. - El mayor nivel de homeostasia lleva a utilizar lo que se necesita y a no acaparar, porque siempre se podrá usar lo que se necesite.
5. - Al no acaparar, la misma cantidad puede ser utilizada por mayor número de (células) personas.
6. - La utilización por mayor número de personas, lleva consigo disminuir las desigualdades, logrando reafirmar un mayor nivel de homeostasia.
7. - Disminuir las desigualdades suponen sanar al organismo y prolongar su vida, de modo que ese observador neutral, cuando vea la historia de la tierra dentro de unos millones de años, verá que una especie duró mucho tiempo (¿por qué no, indefinidamente?) y tal vez entonces piense que esa especie encontró el modo de vivir de forma inteligente.
8. - Alguno pensará que las consideraciones anteriores describen una especie de mundo idílico y feliz, y... digo yo, si no somos capaces de ser felices, ¿nuestro comportamiento es realmente inteligente?.


7.- A modo de resumen.

Cuando se observa la situación actual en el mundo, con países muy ricos y otros muy pobres y con personas muy ricas y otras muy pobres dentro de cualquiera de ambos países, es inevitable pensar que se trata de una situación resultante del comportamiento del hombre desde su aparición sobre la Tierra. Cuando se comparan las fotografías de los prisioneros de un campo de concentración de la segunda guerra mundial, que representan esqueletos vivientes, con las que nos muestran hoy los telediarios sobre el hambre en diferentes países africanos, se aprecia que son muy parecidas. Se diferencian en que las actuales son en color y no hay alambradas y las primeras eran blanco y negro y normalmente con alambradas. Pero ambas son el resultado de las luchas mantenidas por diversos grupos para conseguir el mayor nivel jerárquico en el mundo. Esa desigualdad es el resultado de un comportamiento primario, propio de una especie recién aparecida y que posee una gran potencialidad psíquica, pero que todavía está lejos de manifestar en su plenitud.

Y que difícilmente lo llegará manifestar si sigue por ese camino, porque antes se destruirá así misma. En la medida en que se siga potenciando la cultura del dominante, del mejor, del primero, del vencedor, sólo lograremos que esas diferencias se acentúen, por lo que será imposible que la potencialidad psíquica de que dispone nuestra especie llegue nunca a ser una realidad.

Para lograrlo es necesario un cambio cualitativo en el comportamiento, como se ha explicado en el apartado anterior, de modo que entremos en la cultura del hacerlo bien porque me gusta, y porque me gusta lo haré cada vez mejor. Este cambio cualitativo es semejante al que se da entre un niño y un adulto formado, y el que hace que la potencialidad del niño llegue a ser una realidad en el adulto formado. En nuestras manos está el seguir por uno u otro camino y tal vez esa sea la grandeza de la libertad.



Palma de Mallorca, septiembre de 1998



Obtenido de: "http://www.uib.es/depart/dba/CVpau/Luis.html"

Etología Humana

José Alsina

"Los primeros balbuceos de la Etología humana no fueron más que intentos de generalizar los resultados del estudio del comportamiento animal y extenderlos a los problemas de la conducta del hombre, pero con la obra de Irenaus Eibl-Eibesfeldt se han sentado las bases científicas para la Etología del hombre. Este autor ha estudiado la conducta de niños ciegos y sordomudos de nacimiento (privación de experiencia) y por otra parte ha comparado ritos y pautas de conducta de culturas y civilizaciones dispares, buscando, en lo que tienen en común, sus orígenes biológicos.

Las conclusiones de Eibl-Eibesfeldt coinciden con lo esperado y supuesto por Lorenz y Tinbergen, y coinciden también con las ideas de diversos teóricos de la Antropología Filosófica, como Scheller, Gehlen, Uexküll y Portmann entre otros. Según todos ellos el hombre tiene en común con los animales gran número de pautas atávicas (territorialidad, agresividad, sociabilidad, etc.), es decir, que el hombre es un ser pre-programado según expresión de Eibl-Eibesfeldt, pero por otra parte esta herencia atávica de comportamiento no determina al hombre, sino que únicamente le limita y condiciona, dejándole una abertura al mundo (el hombre, ser abierto al mundo, según Scheller). Esta pre-programación del hombre hace que muchos aspectos de su conducta no sean maleables por la educación, lo que se enfrenta a la idea conductista que está en la base de todas las utopías socio-políticas modernas.



[Tomado de la revista Punto y Coma, diciembre-febrero, 1984]"

Obtenido de: "http://foster.20megsfree.com/108.htm"





Juan Carlos Raya Pérez

Introducción

De no ser porque somos humanos y escribimos sobre nosotros mismos, no habría reparos sobre el título de este escrito. Porque lo de “etología” se refiere a los animales, pero no a los humanos. De cualquier modo, este escrito no tiene pretensiones. Como dijera Hilary Callan (Etología y sociedad), no pretendo que la etología nos de una explicación suficiente y necesaria de la vida social humana. Aunque no soy etólogo ni sociólogo, sólo quería escribir algo así como: al parecer, no es difícil establecer contacto con los humanos. Si los chimpancés nos evitan y no se dejan ver, los humanos muestran incluso tendencia a ser filmados, entrevistados y observados sin mayores problemas, últimamente hasta a la hora de defecar, miccionar y cosas por el estilo, como si cada individuo lo hiciera de manera diferente. En cierto modo, parecen depredadores observando a su presa, gozando por anticipado el festín, disfrutando de su superioridad, que pronto harán sentir sobre la víctima.
Las evidencias apoyan la idea de que entre los monos, especialmente entre los primates, el agrandamiento del encéfalo, de la neocorteza, les ha servido para manejar las relaciones entre ellos, estableciendo alianzas, dirimiendo conflictos y soportandose lo mejor posible en esas tremendas concentraciones que han aparecido al paso del tiempo. Viviendo juntos sin convivir, mirarse sin verse, hablarse sin oirse. O unirse para tenderle un lazo a la presa.


¿Cuántas especies hay en el género Homo?

Probablemente nunca nadie se lo planteó abiertamente por ese prurito que tienen los humanos cuando se refieren a sí mismos, autoelogiandose y autoengañandose, pero pareciera posible la existencia de más de una especie de Homo; son tan parecidas entre sí las poblaciones que ha sido aceptado el clasificarlas todas como Homo sapiens, pero quizá un análisis más cuidadoso, donde se tomen en cuenta marcadores moleculares, comportamiento, color de piel, talla, lenguaje y organización social, etc; permita separarlos por lo menos en subespecies. Todo indica que si se tratara de otro género ya se le habría separado en especies y subespecies, pese a ser fértiles las cruzas entre ellos (tampoco se les ocurre a las parejas que no pueden tener hijos que quizá se deba a esas barreras que se van formando a medida que se da el proceso de especiación). Adelantándome en esto y pese a la gran mezcla que ha habido recientemente, podría haber una subespecie por continente, y aún más. Una observación curiosa: si bien los machos y las hembras, humanas no muestran interés sexual por otros primates, los otros primates parecen excitarse ante la presencia de hembras humanas en estro. La indiferencia, deliberada o no, respecto a otros individuos con los cuales podrían aparearse, pero que parece impedirlo la no aceptación de la coloración de la piel, la estatura o la preferencia por sujetos con otras características, sin duda ha contribuido a la especiación y “subespeciación” dentro del género. Y aunque la “creación” de una especie es hasta ahora algo más bien subjetivo, cabe preguntarse si el cambio de un nucleótido en una secuencia dada es justificante para crear especies y subespecies dentro del género humano. Porque ahora se sabe que las diferencias entre humanos y entre grupos humanos están a nivel de cambios en un solo nucleótido. Creo que lo anterior refuerza la idea ya aceptada que todos los primates, y sobre todo los grandes monos, son parientes unos con otros. Para dar idea de su obcecación por ser y sentirse “únicos” proclaman son cierta alegría y satisfacción que el Homo sapiens neardentalis era en realidad otra especie. Más propiamente, subespecie. Y sin embargo se resisten a separarse como tales entre las ramas vivientes del género.
Aunque la especiación en humanos parece haber sido acelerada y ha propiciado, al parecer, la pérdida de sensores de feromonas, sobre todo de las feromonas de otras especies de monos. No olvidamos que los chimpancés, una especie que podría cruzarse con los humanos, tienen distinto número de cromosomas, pero siguen manteniendo muchísimas características en común.


La organización social

La sociedad humana esta fuertemente jerarquizada. En las observaciones de hasta unos cinco mil años de antigüedad se señala la existencia de un macho dominante (el macho alfa) que era respetado por millones de subalternos, pero en reportes más recientes se señala la existencia de hembras dominantes (la hembra alfa). No sabemos con certeza si este cambio se ha dado recientemente en la especie (la presencia de hembras dominantes) o si fue pasada por alto o soslayada por los observadores que se habían ocupado del asunto. A diferencia de lo que ocurre en otras especies, por ejemplo en los lobos, hienas, perros salvajes, aquí los sujetos dominantes no son los únicos en reproducirse, incluso parecen reproducirse menos que los dominados. Esto ha llevado a una sobrepoblación de humanos, aunque no pueda ser invocada como la única causa.
El cómo el dominante mantiene su poder sobre millones parece cosa de misterio, pues encontrándose incluso a miles de kilómetros, su figura es respetada y temida. Algunos han asociado esto con la divinidad, con el hecho de que el dominante o la dominante fueron una especie de dioses capaces de castigar a distancia y saber lo que hacen sus súbditos aún sin estar presentes. Entre los registros arqueológicos humanos se muestra claramente que esto ocurrió por lo menos en el pasado, aunque resulte difícil de demostrar ahora pues las relaciones de dominio parecen haberse vuelto más sutiles en cierta forma, pero más groseras en otras. Por ejemplo, es bien sabido que los dominantes mantienen ejércitos de lacayos armados con todo tipo de armas y se les ha visto dispersar furiosamente concentraciones de subordinados cuando el macho o la hembra dominante consideraron que esas concentraciones ponían en riesgo su supremacía. Además, el dominante o alfa ejerce su dominio directo sobre cierto número de individuos que a su vez, cada uno de ellos, lo ejerce sobre un número mayor, en una especie de pirámide de dominantes y dominados, una clara jerarquía de mandos. Ahora que se ha descubierto que entre las abejas y las hormigas existen genes que determinan el comportamiento subordinado, o que destinan a una para ser la reina dentro de la colmena o el hormiguero, y a las otras para “obedecer”, resultará interesante tratar de saber si existe un gen o genes equivalentes en los humanos. Aunque de entrada clamen que ellos son mucho más complejos, resultados muy recientes prueban que si existen genes que influyen notablemente sobre el comportamiento humano. De hecho, estos sujetos, los que permanecen armados, parecen tener muy desarrollado el arco-reflejo. Cuando algún individuo les arroja algo, o simplemente grita o hace manifestaciones de descontento, ellos de manera automática responden golpeando con las cachiporra o lanzando objetos, disparando, etc.


La reproducción humana

Volviendo a la reproducción, las hembras paren un crío cada dos años en promedio, aunque pueden parir uno cada año y otras uno cada 3 o 4 años. Como se dijo, las hembras dominantes parecen preñarse con menor frecuencia pero no sabemos a ciencia cierta la causa; se ha postulado que la tensión generada por el puesto de mando las incapacita para la reproducción, aunque también parece haber una disminución en la cuenta de espermatozoides y una baja en la líbido de los machos y hembras dominantes. Se ha especulado que esto también tiene que ver con el color de la piel, ya que afecta principalmente a los blancos, pero falta hacer una sistematización de estos estudios. El no detectarse en individuos con otro color de piel, distinto al blanco, puede deberse simplemente a que no se les ha estudiado. También sabemos que algunos animales son capaces de ovular al momento de la copula para asegurar la fecundación, como los conejos, o pueden evitar la preñez en tanto no consigan un macho adecuado, como el caso de las chimpancés. Ignoramos si esto podría ocurrir entre humanos.
Reportes antiguos sobre la especie humana, incluso de pocos años atrás, indicaban que la hembra amamantaba al crío durante 2 o 3 años, y en algunos casos, 4 o 5; esto además parecía ayudar a evitar un nuevo embarazo, pero las observaciones actuales indican que las hembras alimentan con su leche a los recién nacidos durante unos pocos meses y enseguida los destetan. Incluso, es muy alto el número de hembras que no ofrecen el pecho a los recién nacidos, no sabemos si a causa de algún desorden hormonal y/o a la alta densidad poblacional, como ocurre en otras especies, por ejemplo, las ratas, en las que se ha observado este tipo de comportamiento: cuando la población esta hacinada las hembras abandonan la camada; pero así como en las ratas, bajo condiciones normales, al faltar la madre otra puede amamantar a sus crías, así entre humanos, pese al hacinamiento, las crías que no reciben el pecho de la madre son alimentadas por nanas o enfermeras con jugos de frutas, harinas e incluso leche procedente de otras especies, logrando que un gran número de críos sobrevivan de esta manera.
De nueva cuenta, mientras los reportes antiguos señalaban que los críos permanecían junto a los progenitores (o junto a la madre y al macho que había escogido por pareja) hasta que eran ya completamente adultos, es decir, mucho después de alcanzar su madurez sexual, en las observaciones recientes se consigna que muchos críos abandonan desde muy temprano el sitio donde viven los presuntos padres y forman comunidades de individuos jóvenes, muchos sin alcanzar aún la madurez sexual, que muestran gran solidaridad entre sí y parece ser la manera en que logran sobrevivir por lo menos hasta la madurez sexual, para tratar de reproducirse y perpetuar sus genes.
Estas comunidades de humanos jóvenes son muy vulnerables y, aunque no tienen ya depredadores en los territorios donde llevan a cabo sus actividades (la causa es que han llevado a la extinción a los otros depredadores), son constantemente atacadas por los lacayos armados de que se hizo mención y por otros machos adultos que quizá de esa manera sienten reafirmar su jerarquía dentro de la sociedad. Vale la pena consignar otra observación insólita: algunos machos dominantes que tienen cierta certeza de su paternidad respecto a determinado crío, aún cuando se alejen de él por ser ésta la costumbre entre algunos (o muchos) machos, se dedican a acumular determinados bienes para dejárselos a su crío y asegurar en cierto modo su supervivencia: parecieran darle la razón a los que postulan que los replicones (o genes) tratan de perpetuarse a toda costa. En este caso recuerdan a las avispas que atrapan orugas o cucarachas para asegurarle la alimentación a la cría cuando esta eclosiona del huevo. Y otra paradoja: muchas de las veces los hijos de los dominantes no heredan aquellas características que convirtieron a sus padres en jefes de casta o líderes de cierto grupo; pareciera que en esta especie estos caracteres se heredaran más débilmente que en otros animales, como las hienas, lobos, etc.
Las mencionadas diferencias entre lo reportado hasta hace años y las nuevas observaciones, podría ser indicativo de la rápida evolución por lo que pasa el género humano, pero es difícil asegurarlo. Antiguamente las parejas una vez establecidas parecían mantener el vínculo hasta que uno de los dos moría; en la actualidad, es común observar que muchos individuos (tanto hombres como mujeres) cambien varias veces de pareja a lo largo de su vida reproductiva y permanezcan como machos e incluso hembras solitarias cuando ya no se reproducen, sobre todo en el caso de los machos pues pese a poder reproducirse aún, generalmente son desplazados por machos más jóvenes. Esto puede explicar también el que las crías abandonen a los dos integrantes de la pareja, pues no siendo el padre o la madre biológica de ellos son más fácilmente agredidos por uno o por ambos. Sabemos que los chimpancés llegan incluso a matar y comerse a los críos que la hembra tuvo con el macho de otro clan. No sabemos si los humanos llegan a este extremo, pero todo indica que sí, por eso los críos buscan seguridad en el grupo de jóvenes. La altísima densidad poblacional ha llevado a una feroz lucha por el espacio y los recursos. Al igual que otras especies animales, el confinamiento de muchos individuos en un espacio pequeño desata gran cantidad de conflictos, pero es de resaltarse la capacidad de reacción y destrucción de los humanos, sin paralelo en el reino animal y es probablemente una de las “razones” por la que los propios humanos, al parecer, se ponen aparte de todos los otros animales, incluyendo sus primos cercanos, chimpancés y gorilas.
Dada su organización social, cuando un macho o hembra dominante entra en conflicto con el macho o hembra de otro grupo, generalmente se involucra a miles y aún a millones de humanos subordinados y cuando un jefe decide pelear es casi imposible para los subordinados no tomar parte en el conflicto. Así, los muertos llegan a contarse por miles o millones. Se ha observado a brigadas de humanos apilar montañas de cadáveres en desniveles del terreno para luego tratar de cubrirlos con tierra, demostrando cierto respeto y reverencia por los congéneres, una vez muertos. Esta es una de las características más extrañas de la conducta humana. Porque la lucha continua sobre los cadáveres. Debe señalarse que los machos o hembras alfa rara vez participan en la lucha de modo directo; primero envían a los individuos armados, después a otros machos, finalmente mujeres y niños, hasta que uno de los dos se rinde y así logra mantenerse con vida y disfrutar aún de un buen lugar para vivir y mantener cierto número de subordinados, los que considere el vencedor que no representan un riesgo para él.
Estos individuos que permanecen constantemente armados son una especie de casta elegida para morir en defensa del líder, como se dijo antes. Otra casta claramente diferenciada parece ser una de hembras mantenidas para el servicio sexual de los machos, jóvenes sobre todo, o de los viejos incapaces ya de conseguir hembras para aparearse. Estas hembras aunque no muy respetadas por los otros miembros de la sociedad, parecen lograr mediante esta actividad sitios aceptables para sobrevivir ella y sus críos, en caso de tenerlos, cosa que no podrían hacer si no mantuvieran la gran cantidad de encuentros sexuales que tienen con los machos que las solicitan. Sabemos que entre los chimpancés las hembras copulan con muchos machos para asegurar de algún modo la tolerancia y ayuda de estos para ella y su cría. Quizá algún parecido suceda entre humanos. Y es que aún cuando las hembras alcanzan la madurez sexual alrededor de los doce años y los machos un poco después a estos miembros jóvenes no les está permitido copular libremente, siendo constantemente vigilados y desalentados por los machos y hembras adultos. También se ha observado que las hembras pueden alejarse una gran distancia de su hogar para poder conseguir alimento para las crías. Mientras ella viaja toda esa distancia, puede ser que la madre de ella se haga cargo de la prole, u otra hembra sin hijos. A veces puede ser una hembra con críos, pero esto es más raro.
El comportamiento sexual observado es muy diverso. Se observa que los machos siguen por largas temporadas a las hembras y deben cumplir con un comportamiento de los más estereotipados y complejos que se han registrado. Solo hasta después de cumplir con todo eso la hembra acepta al macho a su lado, aunque sea por una noche o un día. Otros se agreden antes de la copula y parecen necesitar de ese estímulo antes de ayuntarse. Algunos recorren sitios y lugares con representaciones de diversas hembras antes de estar listos para copular con alguna. Otros ni siquiera buscan pareja. En las relaciones entre géneros, se ha reportado que las hembras son más competitivas entre sí, pero a la vez más solidarias cuando se trata de enfrentar a un macho. Esto nos recuerda a las hembras de los otros primates, que son quienes finalmente determinan si un macho será o no el dominante dentro de la tropa.
Es casi imposible tipificar la conducta sexual humana pero en prácticamente todos los grupos parece tener algo de tabú, pues se ocultan para la cópula y aún los machos y hembras alfa requieren casi en secreto a hembras y machos jóvenes para copular, a los que parecen tener derecho en virtud de su status. En general parecen tener preferencia por los individuos que recién maduraron sexualmente, pero la competencia es tan reñida que se vigilan fuertemente unos a otros para que nadie se adelante y goce de los púberes libremente. Muestran una preocupación excesiva por el sexo y parecen avaros guardando la fortuna propia y la ajena, sin permitir que esta circule libremente, aunque bien que lo haga en cierto modo de contrabando.


Los conflictos

La territorialidad es otro rasgo que caracteriza a los humanos. Es normal, entre ellos, que un macho o hembra de cierta jerarquía delimite claramente su territorio y agreda e incluso mate a los que osen invadirlo. El macho permite y cobija a alguna hembra dentro de su territorio, haciendo lo propio a veces la hembra dominante con algún macho de su interés, además de un cierto número de subordinados que son tolerados dentro del territorio a cambio de prestar ciertos servicios a la pareja dominante. A veces incluso la pareja dominante mantiene a la fuerza dentro de su territorio a los subordinados, a la manera que las hormigas toman como esclavas a otras.
Dada la jerarquización de la sociedad los dominantes se adueñan de los mejores territorios, aquellos con abrevaderos y manantiales, árboles frutales y buenos pastos o algún otro bien que consideren valioso, y expulsan de el a los sujetos de menor rango. Pero a diferencia de otras especies donde una vez que comen los dominantes se permite que se acerquen los subordinados, aquí no se permite a los subordinados acercarse en modo alguno. Se ha visto que dejan a los frutos pudrirse y los pastos quemarse antes que permitir la entrada de extraños.
Así debido a la concentración de recursos por parte de unos cuantos sujetos dominantes, se ha visto poblaciones enteras sucumbir de inanición. Al parecer nadie se ha preguntado si este comportamiento es patológico, cosa que han señalado reiteradamente para ciertas facetas de su conducta sexual.
Podríamos decir que las características más conspicuas de los humanos son su gran agresividad, que le han permitido colonizar todo el planeta y eliminar a todos sus competidores, su gran capacidad reproductiva que le ha ayudado en su expansión a lo largo y ancho del planeta. Ya mencionamos a los alfa que envían a la muerte a miles y millones de subordinados; a veces, parece que se tomaran represalias o castigos en contra de estos sujetos que de alguna manera son responsables de la muerte de tantos, pero otras parece que se les premia y condecora; obviamente, esto es difícil de interpretar para cualquier observador. Incluso se ha reconocido últimamente la utilidad que pueden tener para quienes detentan el poder los sujetos que por cuestiones sin duda genéticas son lo que ellos llaman “psicópatas”, sujetos de una depravación natural: depravación conforme a natura y de quienes señala H. Melville (Billy Budd, marinero) “no tienen vicios ni pecados pequeños. No toman parte en nada sórdido o sensual; de talante equilibrado y conducta discreta parecen estar sujetos a la ley de la razón, pero sólo la utilizan para llevar a cabo lo irracional; es decir, para el cumplimiento de un objetivo que en lo gratuito de la maldad parecería participar de la locura, pero donde aplicará un juicio frío, sagaz y cuerdo”. Podría decirse que estos son los únicos que no matan en el nombre de Dios.
Los psicópatas, al parecer, han abundado en todas las épocas, pero han sido más o menos perseguidos dependiendo de los vaivenes de la sociedad a la que pertenezcan; como dijimos, últimamente se les ha valorado por la utilidad que pueden tener para los dominantes. A otros, sin ajustarse acaso a lo dicho para los psicópatas, se les ha visto entrar a campamentos donde hay machos viejos, hembras, críos y jóvenes desarmados a los que comienzan a matar en un frenesí semejante al que se reporta para los chimpancés en algunos casos, cuando despedazan a un compañero y luego comen su carne. En documentos antiguos se hace referencia a las matanzas que hacían entre grupos; se podían matar uno o varios individuos y luego se procedía a devorarlo. Y aunque parece que pueden cometer este tipo de actos sin pestañear siquiera, no parece algo permitido. En todo caso, se permite el sacrificio o la matanza, pero no se devora a la víctima, ¿Acaso para evitar la transmisión de ciertas enfermedades?, Como la encefalopatía espongiforme. En el pasado se comprobó que esta enfermedad se transmitía al comer víctimas infectadas.
Su sociedad ordenada en jerarquías, casi castas, aún no bien estudiada y comprendida pues pese a que las hembras parecen tener un papel subordinado parecen tener el control de todo de manera sutil. Son ellas quienes se pasan largos años tratando de enseñar a los jóvenes como buscar y preparar alimentos, como “hacer” su cama y mantener recogido y aseado a fin de alejar las enfermedades del territorio que ocupa la familia. Los machos se ven torpes para casi todo este tipo de tareas, pese a la preocupación de la hembra. En cierto modo recuerdan a las hembras chimpancés enseñando a los jóvenes a atrapar termitas con una rama, o a partir nueces con un palo y una piedra. Además, existen lugares especiales donde acuden los jóvenes para ser enseñados sobre todo lo referente a los propios humanos; pasan largos años allí antes de que sean admitidos a tomar parte en alguna otra actividad. Se les enseña a ser dóciles y a obedecer órdenes; a quién se muestra rebelde se le castiga y/o excluye. Dado que estiman en mucho lo que ellos llaman “premios”, a los más sobresalientes se les premia mucho a fin de que sean emulados por los otros. Se cree que con esto los machos y hembras dominantes también evitan o postergan la disputa por el poder, que podría ser muy reñida si no se les descalificara de esta forma a los jóvenes, fuertes y en plenitud de facultades físicas. Aquí volvemos a lo de las castas: pese a su juventud muchos individuos jóvenes de las castas más desprotegidas son reclutados para el trabajo sin que se les envíe a esos sitios de aprendizaje. Esto podría explicar el que, cuando avanzan en manada traten de pasarse unos otros, sin ningún orden aparente, atropellándose. Por qué avanzar en grupo es una de las primeras cosas que aprenden. Siempre respetando las jerarquías.
Será interesante observar el crecimiento poblacional pues si bien la solidaridad se hace presente cuidando de los recién nacidos, la gran densidad poblacional parece ir liberando o propiciando mecanismos tendientes a reducir el número de individuos, como la agresividad intraespecífica y la baja natalidad entre las capas superiores de la población. La aparición de los psicópatas podría deberse a uno de estos mecanismos autorreguladores de la población.
Todas las disparidades en comportamiento llegan al grado que se ha reportado que un mismo gesto o actitud, llega a ser desconcertante para ellos y entre ellos; se supone que darse la mano y sonreírse es una muestra de amistad (a veces de sometimiento), pero puede suceder que inmediatamente después, o luego de un lapso, uno de los salutantes mate arteramente al otro, o se enfrasquen en peleas por demás sangrientas. Lo que casi puede asegurarse es que hasta cuando juran ser sinceros están mintiendo. Su arte en el fingimiento es tal que aún entre ellos les es difícil discernir cuando están “actuando” y cuando su actitud es verdadera. Es difícil elaborar un estudio sistemático sobre la etología de esta especie dominante que ha arrasado con todo; si la diversidad en comportamiento se debe a que son en realidad varias especies, es algo que debería estudiarse, como se dijo.
Parecen estar en un proceso de radiación muy acelerado; ocupan todos los nichos posibles: los hay omnívoros, carnívoros, herbívoros, planeadores, anfibios. La omnivoría parece ser la condición primitiva en ellos y la que podría explicar en parte su gran éxito como especie. Sus primos más cercanos, los chimpancés, lo son en cierto grado, lo que apoya esta hipótesis. Se diría que esta especie crea y ocupa nuevos nichos para evitar la extinción de buena parte de su población, reduciendo la competencia entre ellos. Algunos son de actividades diurnas, otros muestran su mayor actividad durante la noche y aún otros lo hacen a intervalos, durante el día y la noche. Al parecer, paralelamente con esta radiación se da una fijación de características como la hipercinesia, la astucia y desconfianza, la agresividad misma. En algunos grupos se observa cierta pasividad, estolidez en otros. Algunos de estos grupos viven dentro del seno de otro u otros grupos. A la manera de lo reportado para los arrecifes de coral o la selva, por ejemplo, se podría decir que unos viven en la base o el fondo del ecosistema, otros en medio y otros ocupando los posibles huecos que quedan entre un nivel y otro. Algunos toman sobre sí la tarea de asear a los habitantes del ecosistema y de esta manera aseguran su alimento. Algunos más parecen especializarse en recoger los restos de alimentos que dejan los otros miembros. Como en todo ecosistema que se acerca a la madurez, ningún nutrimento se desperdicia, se ocupan todos los nichos (el espacio/tiempo) y todo parece reciclarse dentro del propio sistema. Aunque, como es obvio, no deja de tener cierto intercambio de materia y energía con su entorno. La paradoja es que al no haber “productores”, dependen enteramente de lo que les llega desde el exterior. Esto y su alta densidad poblacional parecen amenazar con el caos sus ecosistemas.
Aunque no se tienen resultados a la mano –al parecer los mantienen en secreto- ellos mismos han llevado a cabo experimentos masivos donde exponen a poblaciones enteras a agentes mutagénicos y/o cancerígenos. Entre estos sujetos de experimentación se incluye a los grupos profesionales armados. Parece no haber resultados concluyentes, al menos en cuanto a obtener sujetos mutantes con mejores características que sus progenitores. No hay noticia de que se haya obtenido un solo mutante extraordinario y benéfico. Para estos experimentos parecían usarse machos en su mayoría, pero quizá debido a una corrección metodológica ahora ya se incluyen hembras jóvenes en mayor número e, incluso, preñadas. Es de esperarse que con estas modificaciones se obtengan resultados más rápidamente, si no espectaculares.
Finalmente, la secuenciación del genoma humano y su comparación con grupos locales y hasta cierto punto aislados, ha confirmado que hay ciertos cambios de nucleótidos presentes en un grupo pero no en otro. Será interesante continuar con este tipo de investigaciones. Quizá tengamos la suerte de “ver a la evolución en plena acción”.


Obtenido de: "http://www.tuobra.unam.mx/publicadas/031027143519-Etolog_i.html"

sábado, 1 de marzo de 2008

Excusa Pretexto Discurso argumentativo

Excusa
Pretexto
Discurso argumentativo

Causa
Propósito

En construcción